Y si es el tuyo mejor, porque el tuyo es el mejor.
El sol y la luna se fundieron sin miedo a tus ojos
Y para encender a esos ojos, el pecado es el que más te ayuda
Le agradezco a mi santo, el de los que no se cree ninguna
Por haberme engañado otra vez y dejarme a tus pies
Como un ciego que busca y encuentra,
Después de perderse hasta enloquecer.
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